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lunes, 27 de febrero de 2012

27 de febrero de 2012

a 200 años de la creación de la bandera nacional
por Manuel Belgrano
PUEBLO, NACIÓN Y GLOBALIZACIÓN



Un 27 de febrero de 1812, hallándose en campaña en Santa Fe, Manuel Belgrano, al mando de las tropas enviadas por el gobierno patrio instaurado en Buenos Aires luego de la Revolución de Mayo de 1810, para anular el avance de tropas realistas españolas, decidió la creación de una bandera que sirviera de insignia al ejército americano emancipacionista y, que llevaría los colores de la ya creada escarapela nacional. El siguiente 25 de mayo de 1812, Belgrano proclama ante sus tropas:
«Soldados, hijos dignos de la patria, camaradas míos: dos años ha que por primera vez resonó en estas regiones el eco de la libertad y él continúa propagándose hasta por las cavernas más recónditas de los Andes; pues que no es obra de los hombres, sino del Dios Omnipotente, que permitió a los americanos que se nos presentase la ocasión de entrar al goce de nuestros derechos: el 25 de mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más para recordarlo, cuando en él, por primera vez, veáis la bandera nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás naciones del globo, sin embargo de los esfuerzos que han hecho los enemigos de la sagrada causa que defendemos, para echarnos cadenas, aun más pesadas que las que cargabais.»

Tanto la bandera nacional allí creada, como la causa que la justificaba, era el producto de una revolución en marcha, una revolución por la liberación "americana" luego nacional, que buscaba como objetivo la emancipación del dominio paternalista y colonial que ejercía entonces el imperio español sobre los territorios de toda América Latina. Manuel Belgrano, como tantos otros líderes y miles de revolucionarios que llenaron aquellos ejércitos, dieron sus vidas por hacer de estas tierras y sus fronteras un país libre e independiente, que eligiera sus propias autoridades, sus leyes, su forma de vida, que tuviera posibilidades de progreso y desarrollo, que diera trabajo y riqueza a sus habitantes, que los tratara como a personas libres e iguales y no como a siervos y esclavos, que creara cultura, arte e industria propia y, que no se dejara saquear ni sojuzgar por ninguna otra nación.

Qué ironía de la historia, qué tragedias acontecieron en el transcurso de estos 200 años, cuántas contradicciones y entregas han pasado hasta hoy.

Y entonces nos preguntamos, ¿qué valor tiene para nosotros aquella jornada del 27 de febrero de 1812? ¿qué enseñanzas nos dejaron aquellos días de "libertad y derechos"? ¿qué significa hoy para nosotros la bandera nacional creada en medio de aquellas batallas y luchas? ¿a quiénes o qué representa realmente esta bandera nacional tan pisoteada o ignorada?

Todo esto nos preguntamos, porque la realidad de nuestro país nos muestra por ejemplo, una economía casi totalmente entregada a los monopolios y corporaciones (empresas) de origen extranjero, nuestros principales recursos naturales como la energía o los metales, están en manos de empresas extranjeras, que también dominan nuestros servicios, nuestras comunicaciones, transportes, televisión y radio, comercio, bancos, alimentación, etc. Miles y miles de hectáreas de tierras productivas, de bosques, ríos y lagos, están en manos de millonarios extranjeros. Mientras esas empresas y negocios se enriquecen y envían sus ganancias a EE.UU, Europa o Asia, millones de argentinos no encuentran trabajo, o son explotados por sueldos miserables que les alcanza apenas para despertarse todos los días y seguir respirando, miles de empresas argentinas aparecen y se funden al poco tiempo, millones de argentinos trabajadores no encuentran un crédito digno para construir su casa o empezar una familia, y nuestros políticos y militares que en el tiempo de Belgrano se llenaban la boca hablando de sueños de revolución e independencia, hoy se llenan la boca hablando de que lo mejor para nuestro país es que vengan inversiones del exterior, que lleguen todo tipo de empresas extranjeras, al tiempo que se llenan los bolsillos de grandes sueldos de ricos y coimas de todo tipo. Nuestro ejército, que en tiempo de Belgrano dio la vida por la construcción de un país independiente y más justo, en nuestro tiempo dio la vida para masacrar a su propio pueblo (última dictadura militar,1976) y ayudar a la destrucción de aquel país independiente, entregándoselo en bandeja de plata a los monopolios extranjeros para que lo saquearan y lo endeudaran para siempre. Todo lo realizado por los políticos y militares de nuestro tiempo contó con la aprobación, el financiamiento, la complicidad y el privilegio, de las grandes empresas y empresarios millonarios argentinos, quienes nunca quebraron y al contrario se beneficiaron con asociarse a las compañias extranjeras. A ellos nunca les importó ni la bandera, ni la patria, ni la lucha de Belgrano, ni si el día de mañana le faltaría luz, agua, nafta, o gas, al pueblo.
Algunas citas sobre lo dicho:

"Lo cierto es que de una u otra forma, más los resultados predecibles cuando en un mercado monopolizado juegan --con el referí comprado- determinados jugadores estrellas y otros que son del montón, el capitalismo local está cada vez más concentrado y extranjerizado. La Encuesta de Grandes Empresas reveló en 2007 que de las 500 mayores firmas hay 337 extranjeras y sólo 163 nacionales. Tomando el dato aislado se podría deducir que el kirchnerismo es más entreguista que el menemismo, pues en 1993 esta relación era de 219 y 281 respectivamente". Emilio marín, kaosenlared.net, 10-7-09
"Ese rasgo estructural de la economía argentina que, se insiste, el kirchnerismo no modificó, llega al punto que de las 500 compañías que más facturan en el país, 324 son extranjeras, según surge de las Encuesta Nacional a Grandes Empresas que elabora el Indec. (El último año en que había mayoría de nacionales en las primeras 500 fue 1993, con 281 firmas.) Por lo tanto no sorprende que de las diez empresas líderes del ranking de facturación que publica la revista Mercado seis son foráneas (YPF, Cargill, Telecom, Petrobras, Carrefour y Jumbo), y que de las primeras veinticinco lo sean diecisiete.
Además, la extranjerización es aún más intensa en los sectores de mayor dinamismo de la economía en los últimos años, entre los que sobresale el automotriz (no hay ninguna terminal de capital nacional), el complejo oleaginoso, la minería y las telecomunicaciones. La abultada rentabilidad de esos sectores ha potenciado el giro al exterior de utilidades y dividendos".
Por Marcelo Zlotogwiazda., 29-6-11, elruidodelasnueces.com

"En la edición dominical del suplemento Economía y Negocios del diario La Nación (30-05-2010), en un artículo titulado “La dependencia con el extranjero”, se brinda un conjunto de datos muy interesantes, a saber:
 Por cada 100 pesos que los argentinos entregan a empresas nacionales, las empresas extranjeras reciben 437 (La facturación anual de las empresas Argentinas es de 83.735 millones de pesos y las extranjeras es de 375.064 millones de pesos).
 Mientras las utilidades anuales de las extranjeras suman 57.117 millones de pesos, las empresas argentinas ganan casi diez veces menos: 6.175 millones de pesos. Los dividendos que las multinacionales envían anualmente al extranjero ascienden a 8.109 millones de dólares, lo cual representa unos 30.000 millones de pesos argentinos (más del 50 por ciento de sus utilidades)". Por Walter A. Moore(15-6-10) ,economista autor de Patear el tablero.
 

En las últimas semanas, se dieron dos casos muy interesantes para investigar en relación a todo esto. Uno, el caso sobre el problema de la minería en territorio argentino y todas las manifestaciones populares y represiones político-policiales que se dieron al respecto, involucrando a varias provincias y localidades (caso regional y nacional). El otro, el caso de la entrega de los transportes públicos a grandes empresas privadas que los descuidan, porque están más interesadas en administrar rutas y energía, en que se vendan más autos y camiones, arruinándose colectivos urbanos, subtes y trenes (caso tragedia en Once). Tarea para hacer.